Con
el tiempo verás que soy de extremos, que conmigo es blanco o negro, que
el gris para mí no existe: o te quiero o te odio, o algo me gusta o no
puedo ni verlo, o me da igual todo o todo me influye. También te darás
cuenta de que me doy cuenta de todo, que las cosas, cuando decido
hacerlas, las hago dando todo de mi, dejando en ellas sudor y lágrimas.
Que cuando lloro, lloro hasta soltar la última lágrima, que cuando río,
se me sale toda la fuerza en cada carcajada, que cuando me enfado, lo
hago con toda mi energía, que cuando grito, me dejo la garganta y que
cuando beso, lo hago como si fuera la última vez. Después de darte
cuenta de todo eso, sabrás, si eres un poco inteligente, que cualquier
día, a cualquier hora, me puedo ir de tu vida tal y como llegué, sin
esperarlo, con fuerza y de repente. Para ese día ya habrás descubierto
que es inevitable tenerme cariño. Pero no te preocupes, cuando me vaya
ya me conocerás lo suficiente y sabrás qué hacer para que vuelva, aunque bueno, eso creo que ya lo sabes.
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